A sus 25 años, Lidia Valentín (Ponferrada, 10 de febrero de 1985) tiene un palmarés encomiable. La levantadora berciana alcanzó el quinto puesto en arrancada y el sexto en dos tiempos en los Juegos Olímpicos de Pekín, o lo que es lo mismo, la mejor posición de una halterófila española en unas Olimpiadas. Terminó sexta en los mundiales del 2009 y sobre su cuello cuelgan dos bronces y una plata de los últimos tres campeonatos europeos. Tiene también cuatro récords absolutos de España.
Pero el camino para llegar hasta ahí no ha sido fácil. «Me fui con quince años a Madrid y he tenido que renunciar a muchas cosas, a mi familia, los amigos, a mi ciudad natal», explica la levantadora leonesa, que pasa estos días junto a sus padres y hermanas en Camponaraya, a dónde regresa siempre que la alta competición le regala tiempo libre. «Es muy duro porque lo dejé todo cuando era muy pequeña y tuve que acostumbrarme a una ciudad desconocida», recuerda. Hoy, después de diez años, tras muchos éxitos y algún fracaso, reconoce que mereció la pena: «Lo cambio todo por vivir del deporte; lo que me ha dado nunca podré volver a sentirlo. Conseguir las medallas, mis marcas personales, eso es algo impresionante, como participar en unos Juegos Olímpicos», comenta Lidia Valentín, quien asume que el 2011 será un año difícil, con dos citas grabadas en su calendario de eventos. «Ahora me estoy preparando para el europeo de abril y para el mundial de noviembre», explica la halterófila berciana, que es la principal baza de la selección española para lograr un metal.
Además, los mundiales son clasificatorios para Londres 2012 y es ahí donde la deportista leonesa quiere comenzar a construir su sueño. «Sé que es muy difícil conseguir una medalla, en Pekín logré un diploma, porque nunca sabes cómo están tus rivales, pero sí pienso en ello. Sería lo mejor», evoca.
Entrena duro cada día y vive a casi cuatrocientos kilómetros de su casa, en la residencia Joaquín Blume de Madrid. «Me despierto pronto, desayuno, y a las nueve y media de la mañana empiezo con mi entrenamiento hasta la una de la tarde; luego como, duermo la siesta y a las cinco vuelvo a entrenar», relata. «Ésa es mi rutina», la de una deportista de élite. Cuando termina su preparación, tiene tiempo para relajar los músculos y oxigenar la mente en el SPA, descansar un poco hasta la hora de cenar y ver la tele. Usa también el ordenador, donde esperan sus amigos y encuentra un balcón desde el que se asoma a su tierra natal. Quiere volver a León cuando deje la alta competición, aunque no contempla un futuro desligada del deporte. «Me gustaría trabajar en un gimnasio, en El Bierzo, donde están mis amigos y familia, preparando a gente joven en musculación», explica Lidia Valentín. Ha hecho cursos de entrenadora personal, culturismo y fitness, pero no ha podido ir a la Universidad, «porque es muy difícil estudiar una carrera cuando estás todo el día entrenando y viajando», reconoce.
Por sus condiciones físicas, y desde muy pequeña, destacaba en baloncesto y atletismo, pero también en gimnasia. «Cuando era una niña me llamaban los entrenadores porque se me daban muy bien todos los deportes», recuerda Lidia Valentín, quien empezó en el mundo de la halterofilia con once años. «Mi entrenador Isaac Álvarez me dijo que probara con este deporte, no tenía ni idea, empecé a practicarlo, vi que tenía condiciones, ganaba competiciones y me dije, esto es lo mío», asegura. Han pasado dieciséis años desde entonces, tiempo suficiente para constatar que ésa fue la mejor elección, «aunque haya tenido que sacrificarme muchísimo y no pueda hacer las cosas de la gente de mi edad», responde. Escucha música para concentrarse. No cita ningún grupo, ni estilo predilecto, «porque me gusta todo y siempre que voy a una competición pongo mi ipod para motivarme», declara.
En el cine también encuentra un compañero para pasar su tiempo en Madrid. «Me encantan las películas de acción, pero también las de comedia», revela. ¿Tu favorita?... «El Diario de Noa», contesta después de un largo silencio.
Las dudas que aparecen para definir sus preferencias cinematográficas se disipan cuando habla de deporte: «Quiero mejorar mi marca en arrancada y dos tiempos, coger una buena clasificación en el mundial e ir a Londres», concluye.
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