En la década de los 80 recuerdo que vi un títular de una noticia de halterofilia que decia lo siguiente: "La ingrata soledad del levantador".
Yo era pequeño, y no sabia muy bien como interpretar aquella frase que "El País" dedicó a nuestro deporte.
Con el paso del tiempo fui pensando. Reeleía ese artículo una y otra vez, donde mi padre era el protagonista gráfico que ilustraba el texto. A veces dudé en preguntarlo, pero nunca lo hize, no se por qué...
Ahora casi 15 años despues, esa frase sigue siendo estando en mi cabeza, pero ya con el enigma resuelto. Es algo invisible, pero palpable. La preocupación, el nervisismo de salir y enfrentarte con la barra, sabiendo que estas sólo, que todo el mundo esta pendiente de tí y que tienes que conseguir vencerla, si no, sólo serás uno más.
Escuchas casi por inercia las últimas indicaciones del entrenador, pero después te aislas. Ves todo pero no ves a nadie, escuchas el silencio, y en menos de un segundo recuerdas el movimiento, ahora sí, es el momento.
No durará más de tres segundos, pero a tí te parecen tres mil. Se hace eterno, ves cientos de flases de cámaras, vés todo a relentí, todo se para pero se hace el escándalo. Todos gritan y en tu interior parecen que susurran, ya que apenas puedes intuir lo que dicen. Tu cuerpo está en tal estado de soledad contigo mismo , que cada neurona, cada impulso del sistema nervioso, cada latido de tu corazón, cada vena de tu cuerpo están perfectamente sincronizados y tu cerebro te repite una y otra vez: no te muevas ni un pelo, ya lo tienes.
Son momentos de angustia, incertidumbre, nadie sabe lo que va a pasar, excepto tú.
Tu entrenador sufre, tus amigos te admiran, y tus familiares se asombran de lo que eres capaz de hacer.Pero tu lo sabes, sabes que ya lo tienes, pero sigues sin pestañear. Después tocará disfrutar.
Después del esfuerzo, ves la luz blanca que te indica que puedes tirar la barra .La tiras, sin saber muy bien que a pasado se produce una descarga de adrenalina que haces que te des cuenta que el sufrimiento a merecido la pena, lo has conseguido. Tu entrenador llora de alegría, tus compañeros corren a abrazarte, tus familiares respiran tranquilos. y la gente del público aplaude de píe reconociendo tu entrega,en su expresión se refleja la sorpresa.
Aún no eres muy conciente de nada, pero has batido un record, puedes estar satisfecho.
Después de todas las sensaciones uno piensa: bendita soledad. Habia conseguido mantener la firmeza mental, emocional, unir todas las fuerzas, tanto físicas, psicológicas, e incluso la propia fé en levantar ese peso.Lo habia coseguido; habia conseguido UN MOMENTO DE EQUILIBRIO.
FTGS,sensaciones de una competición.
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